Los Géneros Literarios

 

Roma conquistó Grecia y descubrió las maravillas de la cultura y literatura griega. Los griegos desarrollaron una cultura y una literatura propias de un alto grado de civilización que los romanos admiraron y rápidamente asimilaron. Los propios autores griegos se creían inspirados por la esencia divina. Aun hoy en día la literatura de la época arcaica y clásica permanece en la cima de nuestra literatura y sus obras son un claro referente de nuestra cultura, prueba de ello son las obras de autores como: Platón, Aristóteles, Homero, Demóstenes, Sófocles, Eurípides, etc.

Aristóteles plasmó como nadie las bases del estudio de la literatura del mundo antiguo, defendió la tradición y la imitación de los grandes modelos clásicos. La belleza se dota de unos cánones y unos moldes que parten del ideal absoluto. Se explota la simetría, la contención y la redondez de las formas; resumiendo, se busca la perfección.

La época helenística  tiene una primera fase muy creadora, que acaba agotándose y anquilosándose al mismo tiempo que Roma se convierte en un Imperio. Destacan los poetas Calímaco, Teócrito, Apolonio, o los prosistas Polibio y Eratóstenes. Sus nuevas características influyen en Roma, especialmente en la etapa arcaica.

La literatura romana propiamente dicha comienza cuando el Imperio se forma y los romanos se expanden fuera de la península itálica. Podemos establecer cuatro etapas: arcaica, clásica, postclásica y decadente.

Durante la etapa arcaica los romanos conocen el mundo griego, sienten admiración por él, e importan los géneros que más les agradan como: el teatro, la épica, la poesía y la historia. Su lengua algo rudimentaria tiene que adaptarse a la métrica, estilística y léxico griego. Al principio se dedican a traducir las obras griegas o utilizan directamente el griego. Destacan el poeta Ennio, los dramaturgos Plauto y Terencio, al prosista Catón y el satírico Lucilio.

En la etapa clásica, desde mediados del siglo I a.e.c. y el primer cuarto del siglo I, Roma es  la capital y centro cultural del mundo y en ella se desarrolla una gran actividad educativa, marcada por la cultura griega y los maestros griegos. Los romanos hacen suyos los estudios y teorías griegas, especialmente los de Aristóteles, e inventan el clasicismo. Continúan los géneros literarios de la etapa anterior y se desarrollan los clásicos y los helenísticos. Los escritores retornan a los orígenes y los romanos rechazan lo novus. Sobresalen de esta época Cicerón, Horacio, Virgilio, Catulo, y Ovidio.

La etapa postclásica nace tras la pax Augustea, como consecuencia de la supresión de libertades republicanas llevadas a cabo por algunos emperadores. En esta época  resurge y triunfa la filosofía estoica. Se desarrollan y perfeccionan los géneros considerados menores incluida la novela y se resucitan algunos de los grandes géneros y el resto decaen. Muchos de esos géneros y obras son una critica social y política. Este periodo perdura hasta la mitad del siglo II. Destacan Séneca, Tácito, Plinio el Joven, Petronio, Apuleyo, Lucano, Marcial.

El periodo de decadencia viene marcado por la irrupción del cristianismo como ideología y como literatura. El cristianismo recupera subgéneros griegos no utilizados anteriormente.

Durante todos estos siglos se siguió escribiendo literatura y tratados en latín, aunque de forma cada vez más reducida y erudita.

 

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