Durante seis largos siglos el Imperio
Romano sembró de esplendor, las tierras de Marruecos, Argelia, Túnez, Egipto y
Libia. Tras la caída de Cartago en la primavera del año 146 a.e.c, a manos
del general romano Escipión Emiliano y con la creación de la provincia romana de
África Vetus, el bastión necesario para dominar el
Mediterráneo, Roma extendió sus tentáculos en el norte africano.
Los procónsules, nombrados directamente por el Senado romano, eran los
encargados de administrar los asuntos políticos de la Provincia de África.
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