EL EJERCITO

 

La política y el ejercito de Roma estaban muy unidos. El servicio militar era obligatorio. Cualquier ciudadano entre 17 y 60 años, era considerado un soldado. El ejercito no era profesional y solo se luchaba en verano. Cuando llegaba el mes de marzo tras un sorteo eran elegidos para la lucha.

Hasta el s. I a.e.c. la participación en el ejército era una obligación de los ciudadanos: primero únicamente de los patricios y desde el reinado de Servio Tulio también de los plebeyos; a finales del siglo I a.e.c. Mario introdujo un cambio fundamental, suprimió el reclutamiento forzoso y profesionalizó el ejército. Incluso lo abrió a los extranjeros.

En la republica el ejercito estaba organizados de forma timocrática; los derechos y obligaciones tanto civiles como militares se fundamentaban en la capacidad económica del ciudadano. Una gran parte eran agricultores con tierras propias. Cada cinco años -lustrum-, los encargados del censo organizaban a la población en cinco clases con licencia a llevar armas y una no armada, la de los -proletarii-, excluida del servicio militar ya que carecían de medios económicos y solo poseían sus hijos. Esto se debía a que el soldado se debía de armase con sus medios. En un principio los romanos se alistaban por su deber de ciudadanos estaban obligados a servir en el ejército y no solo no recibían dinero, sino que ellos mismos tenían que pagar su equipamiento.
A lo largo de la de la República el Estado comenzó a pagar y avituallar a los soldados, ya que cada vez estaban más tiempo reclutados y no podían atender sus trabajos, granjas, ni alimentar a sus familias.
Cuando el ejército se profesionalizó a finales de la República los soldados se alistaban por la paga, por la promesa de recibir tierras cuando se licenciasen en compensación a sus servicios y, si no eran romanos, por la concesión de la ciudadanía.

El ejército romano iba uniformado, algo inusual para la época. La vestimenta consistía en una túnica corta y si hacía frío se ponía un capote que también le servía de manta. El calzado, equipamiento fundamental dada la movilidad del ejército consistía en unas cómodas sandalias de suela gruesa, caligae.

Una declaración de guerra era todo un ritual. Los sacerdotes -feciales- eran los encargados de presentar las exigencias de Roma ante sus enemigos, si estas eran rechazadas clavaba una lanza y recitaba su rito. Los jefes militares debían de interpretar las señales divinas, para prever el sino del combate. Se enumeraban los -vota- que eran los juegos y sacrificios que se dedicarían a la divinidad en caso de victoria, y a la vez trataban de atraer a los deidades de sus enemigos con plegarias y sacrificios -evocatio-.

La victoria era un favor divino, y las tropas aclamaban a sus jefe como -imperator-.

Cuando la victoria era muy importante, el ejercito era honrado. Se celebraba una fiesta civil y religiosa; y el comandante de dicho ejercito vestido con atributos de Júpiter era coronado con laurel y recorría en procesión las calles de Roma con sus hombres, su botín y sus prisioneros.

El jefe supremo del ejército varió según el periodo histórico. Durante la Monarquía fue el Rey, en la República el Cónsul y durante el Imperio el Emperador.


En la infantería, dentro de la estructura militar había:
Oficiales de carrera
• El Centurión. Pieza fundamental del ejército. La mayoría eran soldados profesionales que obtenían el cargo después de muchos años de servicio. Si un centurión hacía bien su trabajo podía convertirse en uno de los cinco centuriones principales de una Legión, los primi ordinis. Las funciones de los centuriones eran muy variadas, adiestraban a los reclutas, inspeccionaban las tropas, ponían centinelas, marchaban a la cabeza en el campo de batalla e incluso dada su experiencia aconsejaban a los oficiales jefes antes de la batalla.
• El Prefecto. Era el oficial superior del centurión. La mayoría de ellos habían ascendido desde el cargo de centurión. Se encargaban del equipamiento y de las edificaciones. En ausencia de mandos superiores podían dirigir la Legión.
Oficiales Superiores: cargos políticos
No eran soldados profesionales. Su paso por el ejército era un escalón inexcusable dentro de su carrera política.
• En primer lugar estaba el Cónsul.
• El tribuno militar. En algunos casos eran jóvenes nobles sin experiencia militar, en otros casos habían servido previamente como oficiales de tropas auxiliares. Había seis por Legión. Cada uno de ellos mandaba una cohorte compuesta por 10 centurias.
• El legado militar. Durante el Imperio fue el mando supremo de la Legión. Lo nombraba el Emperador entre miembros de la nobleza.

 

LA LEGIÓN

Era la unidad de tropas donde servían solamente los ciudadanos romanos, la base del ejercito romano, estaba comandada por un Cónsul. Inicialmente se compuso por 3000 infantes y 300 jinetes. En los siglos III y IV a.e.c. estuvo integrada por 30 manipulos -manipulus-, integrados pos dos centurias de 60 hombres cada una; que se disponían en tres líneas. La primera línea era la infantería pesada que se equipaba con yelmo, coraza, escudo y espinilleras; y armados con dos jabalinas y una espada. La segunda línea, armada igual, servia de refuerzo y la tercera línea con armamento más ligero formaba la reserva, los -velites- soldados con armamento ligero. Además contaban con 300 jinetes repartidos en 10 cuadrillas de 30 hombres. En total unos 4200 hombres.

El combate era iniciado por los velites, de frente o por los flancos, seguidos de los hastati -legionarios mas jóvenes-, los principes -veteranos- y por último los triarii -los más veteranos-. El armamento del legionario se componía de: espada corta, puñal, lanza, yelmo, coraza, polainas y escudo.

Con el tiempo empezaron a uniformarse al tiempo que aumentaba  la infantería su número. La caballería se abasteció con sus aliados los -socii-, que se encuadraban en el -alae- con armamento y táctica similar  los romanos. A los socii regulares se le fueron añadiendo tropas irregulares los -auxilia-, indígenas reclutados en las provincias.

La caballería, alae, estaba compuesta mayoritariamente por auxiliares. El equipamiento era similar al de la infantería auxiliar, excepto que utilizaban también la lanza y unos pantalones hasta la rodilla.
La caballería era vital a la hora de las cargas, para perseguir al enemigo cuando huía, como exploradores y patrullas de guardia. Su principal problema era la dificultad para controlar al caballo en el campo de batalla, ya que no conocían el estribo.
Cada unidad de caballería estaba compuesta por diez jinetes al mando de un oficial llamado Decurión. Tres decurias formaban una turma y diez turmas formaban un ala. El comandante de la caballería era el Prefecto. Los jinetes podían ascender a Decuriones, pero no a Prefectos.

Como no eran profesionales, los comandantes supremos eran los magistrados dotados de imperium, que eran asistidos por los -tribuni militum- seis por legión. La jerarquía militar respondía al siguiente orden: Cónsul y Pretores, Tribuno militar y sus legados, Centuriones y Suboficiales.

Con las conquistas y la expansión la clase alta resultó favorecida, y comenzaron los latifundios explotados por esclavos y prisioneros de guerra, llevando al pequeño agricultor a la ruina; y la disponibilidad de soldados para las legiones menguó.

A partir de Mario 107 a.e.c. , las legiones se convirtieron en ejércitos profesionales. Rompió la relación soldado - propiedades ; y se ampliaron los efectivos hasta 6000 hombres, articulados en una centuria, un manipulo compuesto por dos centurias, una cohorte compuesta por tres manípulos y la legión formada por 10 cohortes. El ejercito se utilizó por los generales para sus propios fines, prometiendo tierras y reparto del botín. Esto llevó a numerosas guerras civiles. Pero Augusto en el siglo I a.e.c. impuso una reforma, como vencedor y fundador del régimen imperial.

Con Augusto las legiones quedaron establecidas, de manera fija en determinadas provincias y fueron disminuidas a 27 o 28 legiones, unos 150.000.- hombres, y se mantuvo así hasta el siglo III.

Entre los siglos I y II se mantuvo el ejercito profesional, pero se abrió a cualquier persona libre del imperio, bajo premisa de mantener la división jurídica entre ciudadanos romanos y -pergrini-  ciudadanos sin pleno derecho en diferentes funciones especificas.

Legiones y cuerpos de elite eran reservadas a los ciudadanos romanos y los auxilia a la población sin pleno derecho de ciudadano.

La legiones continuaron siendo en núcleo principal del ejercito imperial. El comandante en jefe de cada legión era el -legatus legionis-, que pertenecía al orden senatorial. Estaba asistido por seis lugartenientes -tribunis legionis- en parte senadores y caballeros. Cada ejercito provincial se complementaba con los auxilia, y las alae; y las etnias de cada provincia. Etnias de la Hispania: Iberos, Astures, Lusitanos, Vascones, Cantabros, Galaicos...

Los cuerpos de elite estaban reservados para los ciudadanos romanos y con el tiempo a las provincias muy romanizadas, nueve cohortes pretorianas y tres urbanas del servicio de Roma.

La lanza corta -pilum- fue adoptada de los samnitas. Era un larga punta de metal sujeta a un mango de madera , que una vez era clavada, se doblaba y rompía para evitar que fuera reutilizada.

La espada corta -gladius hispanicus- adaptada de la falcata ibera, fue utilizada hasta el siglo III que fue sustituida por la espada larga -spatha-.

El primer escudo ovalado y convexo fue sustituido por uno rectangular cilíndrico parecido al de los gladiadores.

Los adornos de plumas en los cascos, las espinilleras y las corazas metálicas musculadas era de uso exclusivo de los oficiales.

La tropa utilizaba cuero repujado y hierro trenzado.

Los romanos copiaron de los griegos sus ideas sobre maquinaria militar. La superioridad era manifiesta respecto de la mayor parte de los pueblos contra los que combatían que ni siquiera tenían artillería.
Las principales máquinas eran:
• Las catapultas, artefacto que lanzaba piedras de unos veinte kilos hasta cuatrocientos metros de distancia.
• Las ballestas, máquina que lanzaba flechas de diferente tamaño
• Los arietes, que servían para derribar murallas y abrir puertas.

LA VIDA DEL SOLDADO

Los reclutas romanos no recibían ninguna preparación previa; cuando firmaban el alistamiento se les enviaba a un campamento junto con soldados experimentados. Allí la vida de los soldados era muy dura, incluso cuando no combatían.

A los soldados rasos se les llamaba miles gregarius, porque vivían y luchaban todos juntos como los animales de un rebaño. El grupo más pequeño en una legión era el contubernium, grupo de ocho soldados que vivían juntos en la misma tienda del cuartel. Se levantaban antes del alba y se vestían. Una vez vestidos y sin desayunar realizaban un desfile militar. Después un oficial pasaba revista y daba las órdenes del día.

La mayor parte del tiempo la dedicaban al adiestramiento militar. Se ejercitaban para mantenerse en forma: cortaban árboles y superaban una serie de obstáculos cargados con todas sus armas. Ensayaban maniobras que luego emplearían en el campo de batalla: marchar en líneas paralelas, formar círculos, apretar o separar filas, etc. Aprendían y mejoraban el manejo de sus armas.

Además, todos los meses realizaban tres largas marchas de cinco horas, en las que recorrían cerca de 30km cargados con una mochila de 30kg de peso en la que llevaba su ropa, víveres y utensilios de construcción.

Los soldados, además de las labores militares realizaban otras funciones; colaboraban como constructores con los ingenieros; levantaban sus propios campamentos, construían puentes, acueductos, calzadas e incluso colaboraban en la fundación de las ciudades.

Cuando se ponía el sol los soldados realizaban la cena, principal comida del día. Ésta se componía de en unas gachas de cereales, pan, manteca, sopa, verduras y algo de carne de caza, si la había. Para beber, vino barato o vinagre y agua. Después de cenar si no tenían guardia podían salir del campamento y lo que hicieran dependía de si estaban cerca de alguna ciudad, a la que iban a buscar diversión o en pleno campo, en cuyo caso se quedaban en el cuartel.

Los soldados romanos eran muy valiosos por eso cada legión contaba con un equipo de médicos habitualmente griegos y enfermeros que atendían a los heridos y enfermos. Los soldados solían gozar de buena salud. Disponían de hospitales y quirófanos para realizar el trabajo más común de los médicos que era atender heridas de guerra y en algunos casos realizar amputaciones de miembros.

La importancia del ejército, además de las propias de un país imperialista, es decir, las de conquistar, recaudar impuestos, pacificar los territorios ocupados, y garantizar la seguridad de las fronteras, también el ejército fue factor de romanización y de civilización.
Los soldados, construían puentes, acueductos y calzadas; levantaban campamentos, e incluso cuando se licenciaban recibían tierras o el derecho a fundar ciudades que atraían a civiles, campesinos, artesanos y comerciantes. Allí por donde pasaban o se establecían los soldados, trasmitían la lengua, y las costumbres de Roma. El limes era una zona de intensa romanización, civilización y prosperidad.
Para Roma el aspecto más negativo de su ejército romano fue su enorme poder, sobre todo tras la profesionalización, ya que desde entonces los soldados anteponían la lealtad al general que les pagaba a la del Estado. Algunos militares utilizaron ese poder para intervenir en los asuntos del Estado. Esto tuvo trágicas consecuencias al final de la República (guerras civiles) y durante el Imperio (en épocas de crisis el ejército impuso los emperadores).

CONSTRUCCIÓN DEL CAMPAMENTO

En las campañas levantaban y fortificaban sus campamento siempre basados en unas reglas fijas: Formaban un gran cuadrado y en su interior cuadrados mas pequeños. En la intersección de las vía praetotia, de este a oeste y la vía principalis, de norte a sur, se levantaba la tienda general -praetorium-. Junto a este se situaba el foro, donde sea pronunciaban las arengas, y en la otra parte el -quaestorium- sede de la intendencia.

La vía principalis dividía el campamento en dos secciones una destinada a los mandos y otra al grueso del ejercito agrupados por categorías. El campamento era rodeado por un foso, se hacia un parapeto -agger-  coronado por empalizadas -vallum-  redondeadas. Las puertas se protegían con torres de vigilancia.

Las tiendas de los campamentos fijos donde descansaban eran barracas con techos a dos vertientes; y los itinerantes eran de piel de cabra, redondeadas con capacidad para ocho hombres -contubernium-. Después de marchar durante unas cinco o seis horas se procedía a levantar las defensas.

TROPAS MARÍTIMAS

Las fuerzas marítimas tenían menos poder estratégico y eran menos estimadas. Los ciudadanos evitaban servir en la marina. Se utilizaban para el transporte de las tropas, combatir la piratería, sin obviar las batallas navales. 

Los romanos a mediados del siglo IV a.e.c. ya poseían naves de guerra, en el 338 a.e.c. victoria de Menio sobre los latinos de Antium. Pero fue con la I Guerra Púnica cuando Roma comenzó a construir una flota de guerra. Duillo obtuvo la primera victoria naval -triumphus navalis-  en el 260 a.e.c. en la batalla de Mylae, al norte de Sicilia.

Augusto creó una flota permanente dividida en varias escuadras. en Ravena, Miseno, Britania y flotas fluviales en el Rin y el Danubio.

El comandante de la flota tenia el titulo de -praefeci- almirante.

Los navíos de guerra -naves longae- median las más grandes entre 40 a 50m. Eran movidos con velas y remos. Según el numero de filas de remeros tenían un nombre y tamaño: birreme, trirreme, cuatrirreme...

Las naves eran de madera de roble y eran calafateados con -bitumen- . También tenían una cubierta para proteger a los remeros -naves tectae o constratae-. Cuando salían a la batalla, aunque podían ser propulsado por las velas, se utilizaban a los remeros y estas se recogían para no entorpecer en las maniobras; o se las dejaba en tierra para aligerar peso. Los remeros eran prisioneros de guerra, condenados o esclavos.

El Birreme de guerra estaba dotado con una proa de bronce o hierro, en forma de espolón por debajo de la línea de flotación, para embestir a las naves enemigas. Disponía del corvus, que eran un puente levadizo con un gancho de hierro para fijarlo a la nave enemiga y facilitar el abordaje a los legionarios. La torre de proa era utilizada como puesto de vigilancia o para colocar arqueros o pequeñas maquinas de guerra. En la popa estaba la tienda del comandante. La vela era cuadrada y de color morada. Tenia dos filas de remeros.

Trirreme con tres filas de remeros unos 170 hombres y 30 de reserva.

Quinquerreme era de origen griego y fue muy utilizado en las guerras púnicas, también poseía un corvus.

 

Pero una vez que el Imperio se estabilizó sobretodo tras las conquistas de Adriano el ejercito se dedicó a vigilar las fronteras. El -limes- los limites, las fronteras se convirtieron en una línea de fortificaciones y puestos de vigilancia, protegidos por fosos y empalizadas. El sistema defensivo más complejo fue en Britania, con el famoso muro de Adriano -vallum Hadriani-. Muralla de piedra de 128km de longitud, precedida de un foso, con fuertes y torres de  observación, cruzando toda la isla de este a oeste. El mismo sistema pero menos complejo fue aplicado en el Danubio, Siria y en África con un foso de 800km -fossatum Africae- construido para proteger el sur de Numidia de las tribus del desierto.

La inmovilidad  del ejercito creó fortificaciones estables. Poseían sus propios campos de cultivo, talleres de forja y alfarería y ingenieros para la construcción de calzadas y puentes. El ejercito atraía a la población y esta se establecía alrededor del campamento militar -las canabae- donde se abrían tiendas, prostíbulos.... Con los años dieron lugar a ciudades como León -legio- surgida de la legio VII Gemina.

A partir del siglo III las constantes escaramuzas de los pueblos bárbaros, afectaron al sistema defensivo tan estático como falto de reclutas y poco preparado.

Dioceclano llevó a cabo importantes reformas. Las legiones aumentaron a 60 unidades. Las tropas se reorganizaron y se redistribuyeron. Cada provincia fronteriza contó con un par de legiones y tropas auxiliares. Estas tropas fueron mandadas por los -duces- militares de caballería. Se intentó convertir el Imperio en una fortaleza.

Estas tropas -limitanei- fueron perdiendo la capacidad operativa y  hubo que recurrir a los -vexillationes- especie de cuerpos especiales o a los -comitatense- legiones móviles.

En el siglo IV Constantino introdujo los últimos cambios, aumentando el numero de fuerzas móviles, en detrimento de las fuerzas fronterizas. El ejercito se barbarizó -foederati- , y fue defendido por los mismos que lo habían atacado y .....................................................

 

 

 

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