D É N I A

Estrabón nos relata que Dénia fue inicialmente una colonia helena llamada Hemeroskopeion, pero fueron los romanos los que le dieron el nombre de Dianium, en honor a la diosa Diana. Los textos antiguos hablan de una enorme estatua de la Diosa Diana que se podía observar desde kilómetros mar a dentro, aunque no se han encontrado restos que lo confirmen.
Se sabe que desde el neolítico esta zona ha estado siempre habitada por el hombre. De los siglos VI-III a.e.c. destaca el yacimiento amurallado del Alto de Benimaquia. Los hallazgos encontrados en la Cova Ampla y en la Cova de l´Aigua así lo demuestran. Para visitar la Cova de l´Aigua subiremos por el Camí de la Colonia hasta llegar al barranco; a mano derecha tomaremos la senda que sube llevándonos a sus inmediaciones, donde por una especie de escalera accedemos a la cueva. Se dice que en la época romana esta cueva abastecía de agua a Dénia. Se ha encontrado cerámica ibérica, púnica, griega y romana. Podremos ver una inscripción romana realizada en el año 238 de nuestra era por soldados de la legión VII Gemina. En sus laderas se han descubierto restos de viviendas y fortificaciones de la Dianium romana. Otros restos romanos son el balsamario que representa al dios Mercurio del siglo II, el castillo que conserva sus vestigios romanos y por último una visita al museo donde su ubican los restos encontrados en el municipio.

De época ibera en la zona del Montgo, destacan los yacimientos del Coll de Pous (Jesús Pobre): La ciudadela íbera donde apareció un tesoro perdido y que fue expoliada por culpa de la carretera del repetidor. El yacimiento de Benimaquia (La Xara): Un privilegio sin parangón en la Península: cómo se hacía vino en el origen de los tiempos y el yacimiento de la Penya de l’Àguila (Camí de la Colonia): La génesis de una ciudad romana.

 

 

Villa romana de L´Almadrava

 

La villa se localiza en Els Poblets, Dénia. El yacimiento de l'Almadrava era una villa marítima romana, con su pars urbana y rústica, una vivienda señorial y una alfarería. Las excavaciones sacaron a la luz parte de la zona señorial; un conjunto termal del siglo II. El yacimiento está datado entre los siglos I y V. La villa contaba con fondeadero propio.

Pero la mayoría de las dependencias que han quedado a la vista describen una alfarería con sus estancias de trabajo, cuatro talleres, vivienda para los trabajadores, amplios porches para el secado de las piezas, pozos para extraer el agua y los hornos para cocer. Esta alfarería se dedicaba a la fabricación de tejas y ánforas. La arcilla se extraía de las inmediaciones.

Junto a Rotova son los únicos pueblos de la CV donde se ha hallado un horno de cal romano. En febrero de 2011 ha sacado a la luz estructuras de una fábrica de salazón del siglo V y la primera mitad del VI. Cinco piletas contiguas, de planta regular, excavadas en el subsuelo y que presentan un revestimiento de opus signinum.

     

En abril de 2017 hallan, en el Hort de Morand, una inscripción del siglo II en unos trabajos de limpieza sobre un bloque de piedra. Quintus Sulpicius Cratus (Q. SVLP. CRATVS).

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