Villa Romana de Bétera

Bétera estaba poblada desde época ibérica. El yacimiento romano de l´Horta Vella, data de finales del siglo I o principios del II.
Fue descubierta en 1998 en unos trabajos arqueológicos promovidos por la Dirección General de Patrimonio Cultural Valenciano. La villa se ocupó a lo largo de los siglos, hasta el siglo VI. Su estado de conservación es bueno, el yacimiento todavía conserva muros de una altura de 4,5m. La ubicación de la villa está relacionada con el antiguo camino que unía Sagumtum con Edeta. Destaca la natatio de más de 60 m², una de las más grandes de Hispania, el frigidarium, el tepidarium y el caldarium. En el yacimiento se ha descubierto también una necrópolis ubicada al sur de la piscina que podría datar del siglo IV-V, y que, a juzgar por el ritual de enterramiento, podría pertenecer a los primeros cristianos que habitaron tierras valencianas. Sobre la necrópolis, a finales del siglo V se construyó un gran edificio cuya funcionalidad está por determinar. En el yacimiento se ha encontrado abundante material cerámico de las épocas de ocupación. El topónimo Bétera parece provenir de los militares veteranus romanos asentados por aquella época en la población. La Conselleria de Cultura trabaja en la "musealización" de una parte del yacimiento arqueológico de L'Horta Vella, donde las excavaciones que se realizan en la villa romana han permitido sacar a la luz unos 900 metros cuadrados de termas romanas.

En octubre de 2016 se encontró una tumba de época visigoda. Se han recuperado objetos de gran valor como varias monedas visigodas de finales del siglo VII, así como muros destruidos de pequeños hornos y cerámicas en buenas condiciones para su restauración.

También destacan numerosísimos restos árabes como la torre "Bofilla", perteneciente a la antigua alquería del mismo nombre que data del siglo XI y en 1358 la Orden de Calatrava decidió trasladar a la Bétera actual la escasa población de Bofilla debido a la expulsión de los mudéjares y a la peste negra.